Iba yo caminando por el Viejo San Juan, en mi día de total relaxation, cuando un llanto desgarrador perturbo mi paz. Era una niñita de unos 6 años sentada en el borde de la acera. Cuando voy mas cerca, la niñita advierte mi presencia y me dice “Muchachaaaaa ayudame!!” Pues no, la chiquita no estaba perdida, es que justo su madre le estaba curando una herida que se había hecho en la rodilla bajando en bici por la caleta de San Juan y se ha estrellao contra los adoquines. La madre levanta la vista y me dice es que mira como se ha puesto la rodilla, esto hay que ponerle algo! Y joder que le ha puesto! La niña gritaba de horror más que de dolor. Quienes recuerdan llegar del cole con mercurio en las rodillas! Yo que me pasaba de monito trepándome por doquier siempre llegaba con ese tono rojo/naranja en las rodillas que se tardaba en salir sus días! Y es que da espanto cuando te lo ponen. El punto es, que yo no pensaba que eso lo siguieran usando. Que yo ahora me lleno de golpes en mis coreografías y nunca en la jodida vida se me ha cruzao me pongo mercurio y listo. Agua, jabón y pa’fuera!
Bueno esta niñita me transporto a mis rodillas pintadas de mercurio y de ahí a recordar varios remedios que había en mi casa y han desaparecido con las grandes farmacéuticas.
El dolor de cabeza en mi casa se quitaba con alcohol en la frente y en las muñecas.
La congestión con malagueta, el dolor de garganta con menta y miel y el hipo tomando agua al revés: P y la fiebre con la tina llena de hielo uf que espanto que era. El hielo era para mi lo mas grande y mágico. Desinflama, quita el dolor de cabeza, la fiebre; y con sabor a franbuesa es lo mejor en el verano :P
Ahora una pastillita pa cada cosa y vámonos!